COLUMNISTAS | ANTONIO PÉREZ
A finales de este mes, el señor Francisco (antes Jorge Bergoglio, FB), presidente de esa multinacional llamada ‘Estado Vaticano’, visitará Brasil para pastorear otra Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Como bien sabemos los que la padecimos, la anterior JMJ se celebró en Madrid (agosto 2011) y costó cientos de millones de euros que el gobierno socialista pagó gustoso en concepto de vaselina para lubricar el super-atraco al ahorro proletario que estaba perpetrando bajo el majadero nombre de crisis.
Desde el punto de vista religioso, la acometida de FB tendrá dos objetivos, el público y el secreto. El primero será, obviamente, contrarrestar el avance del protestantismo. En este aspecto, las estadísticas son contundentes: en el año 2000, los herejes sólo suponían un 15% de los creyentes brasileños pero, en 2010, habían ascendido al 23%. Es decir, en diez años han crecido más de un 60%... y siguen creciendo aceleradamente. Calculamos que hoy habrá en Brasil más de 50 millones de ‘hermanos separados’. En Río de Janeiro, precisamente adónde irá FB, los católicos no constituyen ni siquiera la mitad de la población carioca.
A estos disidentes, podríamos añadir cuatro millones de espiritistas –el colectivo religioso más rico y con mayor educación- y otro millón de adeptos a religiones africanoides como el candomblé y la umbanda.
Todos esos millones son creyentes así que FB no peleará contra ellos -“perro no come perro y si come lo vomita”-. Llegarán a un pacto de no agresión a cambio de atacar a terceros y es aquí donde se esconde el objetivo secreto de la razzia vaticana: unir a las pandillas sacras contra el ateísmo brasileño. Y es que, según las siempre tendenciosas estadísticas oficiales, más de 16 millones de brasileños afirman no padecer ninguna enfermedad religiosa.
Por lo demás, desde el punto de vista no religioso, FB tiene previsto introducirse en la agroindustria, en los bancos, en los sectores minero y energético y, especialmente, en la boyante industria militar brasileña porque la cabra romana siempre tira al monte del genocidio. Por mi parte, con tal que no envíe a los niños de Jesús a invadir el Amazonas…